(c) 2011. Todos los textos publicados en este blog son propiedad intelectual de Anastasio Herminio González Sánchez.

viernes, 16 de diciembre de 2011

La primavera

Ya quedó atrás el invierno
con su tono gris oscuro
con su frío, crudo y duro. 

La tierra estaba sombría
la mayor parte del día
y los árboles desnudos
enseñando entre sus dedos
algunos nidos vacíos.

Los charcos de los caminos
con una capa cubiertos
de hielo de unos centímetros
 y los aleros repletos
de multitud de carámbanos. 

Las escarchas matutinas
que endurecían las plantas
y al propio tiempo adornándolas
pareciendo de cristal
de belleza sin igual.
Al abrigo de los montes
la nieve quedó dormida
para formar luego fuentes
ríos, lagos y cascadas.

De una forma esplendorosa
hoy surgió la primavera
y qué estación más hermosa. 

¡Ay! Si los ciegos la vieran.
¡Qué luz y qué colorido!
Pero, ¿qué ha sucedido?
Lo que ayer estaba muerto
echa brotes por doquier. 

Cuando contemplo mi huerto
¡Lo que es hoy! ¡lo que fue ayer!
Cerezos llenos de flores
como los demás frutales
flores de muchos colores,
insectos multicolores
y pajarillos sin cuento
alegrando con su canto
la atmósfera de mi huerto. 

¡Qué maravilla, Dios mío!
La tierra hirviendo de vida
¡Qué hermosura, qué milagro!
A pensar esto me obliga:
que puedo dudar de todo
de cuanto el hombre ha inventado
sus religiones, sus leyes
movido por intereses
Pero, ¿quién hizo la vida?
Quizá ¿se hizo ella sola?
Tanta variedad de seres
animales, vegetales
y los cuerpos celestiales
las flores con sus aromas
los frutos con sus sabores
y todos los animales
hablando su propio idioma. 

Yo me pongo de rodillas
 ante tanta maravilla
por ella intuyo Dios mío
que tú lo creaste todo
con ansia espero y confío
en que después de este mundo
por fin pueda yo abrazarte
para disfrutar contigo
por encima de la muerte. 

Pues un absurdo sería
que aquí todo acabaría.
Y si hiciste todo esto
de absurdo ¡nada!
¿No es cierto?
Saldré de dudas
después de muerto.







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