Mi padre ha estado dos meses ingresado en el hospital de Cruces.
Dos meses que ha sufrido y padecido mucho.
Pero todo ha sido más llevadero,
gracias a las enfermeras, auxiliares, mujeres de la limpieza y médicos.
Todos sin ser uno más que otro, nos han demostrado su afecto y comprensión.
Para ellos va dedicada esta poesía.
A los doctores primero
enfermeras y auxiliares
con un cariño sincero
por sus ingentes labores
Y no lo digo de oído
sino porque lo he vivido
Sus labores inefables
siempre cordiales y amables
¡Por dios qué cabeza!
Se me olvidaba
la gente de la limpieza
y todas piezas de un puzzle
y nadie más importante
pues cuando falta una pieza
ya todo va de cabeza.
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